La serie de asesinatos de prostitutas en el East End, hacia finales del
siglo XIX, genero dentro de la sociedad británica un intenso debate
acerca de las condiciones de pobreza, inseguridad y exclusión en que
vivía la población de esa relegada zona de Londres. La condiciones
deplorables de higiene, falta de trabajo y educación, hizo de las calles
de Whitechapel un verdadero antro marginal, donde cientos de mujeres se
vieron obligadas a ejercer la prostitución como medio de subsistencia.
Hasta el instante mismo, en que efectivamente se llevaron a cabo los
asesinatos de Jack The Ripper, esta situación había pasado relativamente
desapercibida para los sectores de la clase media y alta de Inglaterra,
y fue recien a partir de ese momento, en que la población, siguiendo
los pormenores del caso a través de los diversos periódicos, fue tomando
conocimiento efectivo del verdadero infierno en que vivían los
habitantes de aquella zona marginal de Londres. Por lo tanto, los medios
de comunicación, entre ellos el diario Star, comenzaron a cumplir un
rol fundamental en la toma de conciencia colectiva por parte de la
sociedad y porque no también de la propia Corona, acerca de la urgente
necesidad de una reforma de carácter estructural en el East End. En ese
contexto, un joven escritor, futuro Premio Nóbel aficionado al debate y
la ironía, envió una memorable carta al diario Star, a taves de la cual
le dio un alcance impensado a los asesinatos perpetrados en
Londres:"Mientras nosotros los socialdemócratas, estamos desperdiciando
nuestro tiempo en la educación, la agitación y la organización, un genio
independiente ha tomado las riendas en sus manos, y por el simple
procedimiento de asesinar y destripar a cuatro mujeres, ha convertido a
la prensa en una especie inepta de comunismo”. Este joven, que se atrevió a
llamar “genio independiente” a Jack The Ripper, haciendo referencia al
mismo como si fuera un avocado reformador social, algo en cierto sentido
escandaloso para la moral inglesa de ese entonces, y que en el fondo
encerraba una gran verdad, no fue otro que el genio “indiscutido” de
George Bernard Shaw. Reformador social o no, lo cierto es que los
crímenes de Whitechapel ayudaron a concientizar a la opinión pública
acerca de la exclusion social, y a partir de los mismos, se empezaron a
implementar medidas tendientes a mejorar la calidad de vida de los
habitantes en East End de Londres.-
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