Cubierta Segunda Edicion de "Jack el Destripador. La Leyenda Continúa" del Dr. Gabriel Pombo.-
A los fines de iniciar la reseña del libro “Jack El
Destripador. La Leyenda Continua” cuya segunda edición, acaba de ser lanzada al
mercado, tras agotarse totalmente la primera, conviene aludir a las razones que
justifican leer esta valiosa y atípica obra, verdadera perla secreta en un
mundo editorial por demás mediocre. En principio, cabe hacer mención a la
inusual estética de su excelente portada, ideada por el artista uruguayo
Alejandro Colucci, reconocido ilustrador internacional, quien ha creado
infinidad de cubiertas de libros europeos, aportando su talento a textos de escritores
mundialmente famosos, como por ejemplo, el caso de Anne Rice. La presente
colaboración entre el mencionado artista y el Dr. Gabriel Pombo, fue consecuencia de una relación a distancia
puesto que, pese al hecho de ser coterráneos, en la actualidad ambos residen en
distintos continentes. No obstante ello, el artista plástico logró una obra
maestra acorde a las pretensiones que el Dr. Pombo deseaba para su elaborada obra.
Con una escenificación típicamente londinense, en la portada figuran el Big
Ben, la Abadía de Westminster y el lúgubre río Támesis. Observando
detenidamente aquellos históricos edificios se encuentra el protagonista de
nuestro libro: Jack el Destripador, cuya identidad el lector desconoce por encontrarse de espaldas al gran
público. El asesino más famoso de la historia posa su desconocida mirada sobre
aquella edificación, inmerso entre la espesa niebla londinense, meditando con
toda seguridad, acerca de su próximo asesinato. El diseño de cubierta pertenece a Daniela Bertúa y fue
editado por Torre del Vigía Ediciones, editorial que recomendó al autor el texto
de la cubierta trasera del libro (que consta de 278 páginas). Adentrándonos en la obra en cuestión, la misma
se encuentra dividida en nueve capítulos temáticos, en los cuales se enuncian y
desarrollan detalladamente, las diversas teorías que han surgido a lo largo del
último siglo acerca de la identidad de Jack el Destripador. En el Capítulo I
titulado “Las Victimas”, el autor recurre a una exquisita prosa literaria con
el fin de presentar a las víctimas y sus trágicos finales en manos del afamado
destripador, ubicándolas en el gris y sórdido costumbrismo victoriano de
finales del siglo XIX, contexto en el cual la población del East End de Londres,
sufría las miserias de la pobreza y marginación, dando lugar a la famosa
denominación de “Gente del Abismo” por el escritor y periodista estadounidense
Jack London a principios del siglo XX. Volviendo a la publicación de
referencia, podemos aseverar que este primer capítulo constituye una profunda y
certera introducción al tema, permitiendo al desprevenido lector, que no haya
tenido oportunidad de leer el primer libro del Dr. Pombo “Jack el Destripador.
El Monstruo de Londres”, ponerse en tema
y continuar la lectura amena de los restantes capítulos sin mayores inconvenientes. Otra valiosa cuestión sobre el texto inicial, radica en la prosa versátil que
desarrolla con maestría literaria el Dr. Gabriel Pombo, en virtud de la cual
sería un error interpretar este trabajo como una simple investigación policial. En el Capítulo II, titulado “Jack. El
Asesino Psicópata”, el autor desarrolla aquellas teorías que sostuvieron que
los asesinatos perpetrados por Jack el Destripador, fueron el corolario de una
mente psicópata, sin otro móvil que el placer mismo de matar, derivada de una
mente inestable y desequilibrada. Entre los principales sospechosos que postula esta teoría, encontramos a Carl
Feigenbaum y a Severin Klosowski,
personajes de época con antecedentes delictivos, que fueron evaluados y considerados peligrosos por la policía
victoriana. El Capítulo III “Jack. El Asesino Enamorado” plantea una serie de
hipótesis tendientes a probar que el referido asesino en realidad tuvo como
único móvil, una relación afectiva con la ultima victima canoníca de la
terrorífica saga de asesinatos. Se trata de Joseph Barnett, ultima pareja de
Mary Jane Kelly, sospechado de ser el Destripador de Londres. Asimismo, en esta
sección se procede a desentrañar la vida secreta de James Maybrick y la dudosa
autenticidad de su diario personal, recientemente descubierto en estos
años. Por su parte, en el Capítulo IV de
“Jack el Destripador. La Leyenda Continua” titulado “Jack. El Asesino Sexual”
se menciona la teoría que establece que el motivo criminal tuvo connotaciones
psicológicas sexuales para el asesino. Debemos aclarar, que la presente hipótesis,
muy difundida en su época, fue considerada por el mismísimo Dr. Bond, médico encargado de realizar las autopsias de
varias de las víctimas canonícas y un detallado informe que determinó un
principio de perfil criminal del mencionado victimario. Dicho médico, consideró
al criminal como un sujeto corriente cuya mente pervertida sufría un
desdoblamiento al estilo de Dr. Jekyll -Mr. Hyde y cuyo móvil concreto era
visiblemente sexual. Los principales sospechosos según esta hipótesis, serían
William Henry Bury y Frederick Bailey Deeming, homicidas sexuales que fueron
acusados respectivamente de ser el verdadero autor de dichas muertes. El
Capitulo siguiente “Jack. El Asesino Homosexual” íntimamente ligado con el
anterior, postula al verdadero asesino de Whitechapel, como un homosexual misógino
cuyo problema existencial serían las mujeres y su odio desenfrenado contra ellas,
el cual sería en definitiva, la verdadera causa de los crímenes contra aquellas
desdichadas prostitutas. El mencionado texto, uno de los más extensos y
detallados del libro, desarrolla diversas teorías que consagran al médico norteamericano, Francis Tumblety, a
Montague John Druitt, y al Príncipe Albert Víctor Duque de Clarence, como principales
sospechosos del caso. Continuando con el esquema aludido, el Capítulo VI, al que el Dr. Pombo titula “Jack. El Asesino Satánico”
describe la teoría en base a la cual, amén de sus diversas variantes, sugiere que dicho móvil fue consecuencia del manejo de
lo oculto, la magia negra y los poderes satánicos. En tal sentido, aparece la
figura de Robert Donston Stephenson como principal responsable de los crímenes
del otoño del terror. Asimismo cabe abordar la idea quizá un tanto fantástica que
sostiene que los lugares donde se consumaron los crímenes, unidos por una línea
imaginaria, formarían una cruz diabólica, lo que vendría a reafirmar el
supuesto carácter satánico de los asesinatos en los suburbios del East End. Por
su parte, el Capítulo VII, denominado “Jack. El Asesino inexistente”, consagra
la hipótesis un tanto inverosímil, que los asesinatos en cuestión, no fueron
perpetrados por la mano de un mismo agresor, sino de muchos, por lo cual se aniquilaría
la individualidad en la figura de Jack el Destripador como asesino en serie. En
este sentido, el Doctor Gabriel Pombo, narra de manera sublime, la posibilidad que hayan existido
conductas de imitación criminal, o sea, aquello que actualmente se da en llamar
“Copycat”, de manera tal que estaríamos frente a varios asesinos que imitaron
el mismo modus operandi en igual época y lugar. En el penúltimo Capítulo
(VIII), titulado “Las Nuevas Teorías” el escritor Gabriel Pombo aborda aquellas nuevas
investigaciones surgidas en pos de dar con la identidad del verdadero
victimario. Entre ellas, existen algunas de lo más disparatadas, como la
ridículamente expuesta por Eduardo Cuitiño, ignorado matemático e incipiente
escritor uruguayo que trató dar (para desgracia de sólo algunos pocos lectores)
con la identidad de Jack el Destripador. Por su parte y a manera de cierre, en
el último Capítulo titulado “Jack el Destripador. Perfil Psicológico” el Dr.
Gabriel Pombo, expone los nuevos descubrimientos sobre el perfil psicológico
del ejecutor, teniendo en cuenta determinados rasgos, no considerados en su
época. En este sentido, el autor encara de manera intensa aquellos rasgos que
pueden delimitar el carácter y la personalidad homicida del criminal,
herramientas concretas para hallar al responsable de dichos crímenes. En conclusión, no solo recomendamos la obra a
todos aquellos amantes del tema, sino a los que de alguna u otra manera, se
interesan por el género policial, las hipótesis delictivas, y la criminalística
en general. Como dijimos al comienzo de
la presente reseña: una verdadera joya y “rara avis”, de nuestro mundo
editorial.