En el otoño del año 1888, durante el reinado de la Reina Victoria, una
serie de asesinatos, conmovieron la opinión pública británica de la
época. El escenario donde se desarrollaron los crímenes, Whitechapel,
era un pequeño barrio humilde de los suburbios de la ciudad de Londres,
habitado mayoritariamente por la clase obrera. En todos aquellos
asesinatos, pueden verse determinados patrones de conducta que son
visibles en cada uno de los cinco crímenes que se le atribuyen a Jack el
destripador, algunos mas conocidos que otros, como por ejemplo que
todas sus victimas fueron prostitutas o que los asesinatos eran
realizados en altas horas de la noche únicamente los fines de semana
¿Acaso se debe a que el asesino no vivía en Whitechapel, sino en algún
lugar relativamente cercano y solo viajaba los fines de semana para
perpetrar los crímenes? Es una posibilidad. Lo cierto es que estos
patrones comunes de acción, son notorios asimismo en el modus operandi
de sus crímenes: primero, matar a la victima con un corte inicial de
garganta que era realizado de izquierda a derecha (lo que demuestra
fehacientemente que el afamado asesino era diestro), luego de consumado
el acto, procedía a destripar el cadáver con un corte vertical en el
estomago, extrayendo del cuerpo órganos vitales que o bien dejaba
cuidadosamente esparcidos sobre el cuerpo de la victima o bien los
conservaba en su poder. Debemos advertir que el destripador de
Whitechapel, no realizaba los cortes de garganta ni la muerte al
instante por piedad con sus victimas. El corte evitaba, por un lado,
mancharse con la sangre de estas (con el corte en dirección de izquierda
a derecha la sangre arterial corría en sentido contrario al del
asesino) y por otro lado evitaba llamar la atención en el lugar donde se
llevaba a cabo el crimen. Imagínense el inconveniente de los gritos
provocados por aquellas mujeres en eventual caso de ser destripadas
vivas. Por lo tanto, el homicidio, el silencioso ritual del
destripamiento del cuerpo, eran llevados a cabo, en la mas completa
intimidad (aunque posteriormente este fuera revelado al publico y hasta
magnificado por los medios de comunicación). Entonces, estamos en
condiciones de asegurar que este modus operandi, le era imprescindible a
Jack el destripador no solo para no ser atrapado sino también para
mantener oculta su popia identidad. Indudablemente, el contexto
espectral de aquel barrio victoriano del East End de Londres, cubierto
cada noche de espesa niebla combinado a su vez con la modalidad macabra
de cada uno de sus crimenes, fueron factores indispensables para la
construcción de la leyenda de Jack el destripador. Pero sus asesinatos,
apenas cinco, hubieran quedado en el olvido, a no ser por el rol
fundamental que desempeño la prensa de la época (Eje: las portadas
sensacionalistas del diario Star) y esto impulsado asimismo por el mismo
criminal, que comenzó por dirigir sus cartas a la policía de Londres y
al no lograr la difusión esperada, lo hizo posteriormente con la prensa.
Aquí vemos como funciona el mecanismo de la historia, donde hay un
traspaso de lo privado (no en sentido jurídico) a lo publico con una
tendencia creciente a mediatizar cada uno de los crímenes, algo que
cualquier asesino trataría de ocultar a toda costa, Jack el destripador
lo utilizo para construir su propia leyenda.-
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