En la introducción del presente texto, Leonel Contreras,
deja en claro el esfuerzo de reconstrucción histórica necesaria para investigar
un crimen específico perpetrado por el Petiso Orejudo: El crimen de Arturo
Laurora, pariente lejano del autor del libro. La principal virtud del texto de
Contreras, radica en la exclusión de argumentos novelados. En contraposición al
libro iniciático de María Moreno, el autor aborda su investigación con datos
rigurosos ajenos a recursos literarios que bien pueden desvirtuar un texto de
investigación criminal.
Cayetano Santos Godino, hijo de los inmigrantes italianos,
Fiore Godino y Lucia Ruffo, nació en la Ciudad de Buenos Aires, el 31 de
Octubre de 1896. En los primeros años de su vida, concurrió a varias escuelas,
de las cuales fue expulsado por sus reiterados problemas de conducta. Su
familia, de origen humilde, solía alquilar dos habitaciones de pensión,
cambiando frecuentemente de hospedaje, siempre en diversas pensiones ubicadas
en los barrios de Balvanera, San Cristóbal, Almagro y Parque Patricio.
La historia oficial pronuncia que Cayetano Santos Godino
mato a cuatro menores e hirió a otros siete, y aunque en cierta medida se
sospecha que podrían existir muchas más víctimas, sus cuatro víctimas canonícas
fueron:
-NN de 18 meses enterrada viva en Marzo de 1906.
-Arturo Laurora de 12 años, estrangulado el 25 de Enero 1912
-Reyna Bonita Vainicoff de 5 años, quemada viva el 7 de
Marzo de 1912.
-Jesualdo Giordano de 3 años, estrangulado y atravesado con
un clavo en el cráneo el 3 de Diciembre de 1912.
Según Leonel Contreras, con relación a la conducta del Petiso
Orejudo y su modus operandi, hubo un antes y un después de su encierro en la
colonia de menores de Marcos Paz, en la cual estuvo recluido durante 3 años,
como consecuencia de una denuncia de sus propios progenitores, recobrando su
libertad el 23 de Diciembre de 1911 a pedido de sus padres.
Aludiendo a un breve recuento de ataques perpetrados por el
Petiso Orejudo que no concluyeron en la muerte de la víctima, podemos
mencionar:
-Miguel De Paoli, golpeado el 28 de Septiembre de 1904.
-Ana Neri, golpeada en la cabeza con una piedra en 1905.
-Severino Gonzalez Calo, tentativa de asfixia el 9 de
Setiembre de 1908.
-Julio Botte, quemado en un ojo con un cigarrillo el 15 de
Septiembre de 1908.
-Roberto Carmelo Russo, intento de estrangulamiento el 8 de
Setiembre de 1912.
-Carmen Ghittoni, golpeada el 16 de Noviembre de 1912.
-Catalina Neolener, golpeada el 20 de Noviembre de 1912.
En base a los ataques mencionados, resulta claro que el
Petiso Orejudo no tuvo un modus operandi claro y preciso. Si bien se lo
encasilla mitológicamente, como un asesino que utilizaba cuerdas, este elemento
recién sería utilizado en el año 1912, o sea sobre el final de su carrera
delictiva.
Asimismo, en el libro “Petiso Orejudo. Caso Final”, Leonel Contreras sostiene que la muerte del menor Arturo Laurora no fue consecuencia del accionar criminal del Petiso Orejudo, sino mas bien obra de sujetos pertenecientes a una red de pornografía infantil, conformado por sectores vinculados a la política y a la clase alta porteña. Para ello recorre minuciosamente los diversos detalles del caso y las declaraciones de los principales testigos de la conducta del menor por aquellos años, afirmando que luego de ser apresado se inculpo a Cayetano Santos Godino con la finalidad que el caso no quedara totalmente impune.
A tal efecto, el autor llega a la conclusión, que existió
una autoinculpación en cuyas declaraciones, el Petiso Orejudo incurre en una
serie de contradicciones que no corresponden a la realidad de los hechos,
afirmando muchos años después, no haber sido el autor del crimen de la calle Pavón. En síntesis, podemos decir que estamos
ante un gran aporte de investigación criminal en el asesinato de Arturo Laurora,
donde el autor se pronuncia y expone en forma documentada, esta nueva teoría sobre
un caso que parecía cerrado, cuestionando de raíz la historia oficial. Todo un
documento, final.-
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