martes, 2 de junio de 2015

La teoria de la conspiración monarquico masonica.-



Según esta teoría, los crímenes perpetrados en el East End de Londres durante 1888, atribuidos a “Jack el Destripador”, responderían a una maniobra conspirativa por parte de la Corona, con el fin de ocultar determinadas circunstancias relacionadas a la vida privada del Príncipe Albert Víctor, nieto de la Reina Victoria y segundo en la línea de sucesión al trono. En este sentido, el autor Stephen Knight en su libro “Jack The Ripper. The Final Solution”, fue el primero en vincular específicamente los referidos homicidios a una verdadera conspiración consumada por realeza británica. El núcleo de la presente hipótesis, se funda en que el Príncipe Albert Víctor, habría tenido un romance con una humilde trabajadora del East End de nombre Annie Elizabeth Crook, mesera de una de las tantas tabernas que había en esa época en el Distrito de Whitechapel y modelo esporádica de un amigo del príncipe, el pintor y retratista Walter Sickert. Seria este artista, adepto a la misma vida licenciosa y disipada de su amigo, el que finalmente los presentaría, ocultando la verdadera identidad del Príncipe haciéndolo pasar por su hermano. Sin embargo, Albert y Annie, no solo habrían tenido una historia furtiva de amor, motivo suficiente para producir un verdadero escándalo a nivel mundial, sino que además habrían contraído matrimonio, y tenido una hija en común de nombre Alice Margaret. Además, como si todo esto no fuera suficiente y con el fin de lograr una novela perfecta que cierre completamente, los padrinos de la boda secreta habrían sido, nada más y nada menos que el pintor Walter Sickert por parte del príncipe y Mary Jane Kelly una de las mejores amigas de la esposa y última víctima canoníca atribuida a Jack el Destripador. El desenlace de esta historia, estuvo sujeto al inmediato accionar de la realeza, ya que al tomar conocimiento de esta situación, habría encerrado a Annie Crock en un hospital psiquiátrico después de haberle practicado una lobotomía, (tal como se puede apreciar en una de las memorables escenas del Film “From Hell” del director Albert Hughes) y al Príncipe Albert lo habrían enviado al extranjero con el fin de mantenerlo alejado de esta situación, época en que por otra parte, algunos sostienen, se llegaron a “subsanar” todos los registros relativos a su escandalosa boda. En este sentido, también es objeto de controversia, una situación similar ocurrida en 1889, después del llamado escándalo de la calle Cleveland, donde se difundió que el Príncipe Albert era asiduo concurrente a un prostíbulo masculino donde presuntamente efectuaba prácticas de carácter homosexual. Como resultado de este nuevo escándalo y en aras de enfriar una situación más que candente, el príncipe fue enviado (nuevamente) a una larga gira de siete meses por la India. Volviendo al curso de esta investigación, Mary Kelly regreso de Irlanda con la pequeña Alice quien termino dada en custodia a sus abuelos maternos. Apremiada por la falta de recursos, como muchas otras mujeres del pobre East End, Mary Kelly se volcó a la prostitución como medio de subsistencia, donde informo la historia de la boda secreta entre el príncipe y su amiga, a su círculo intimo de amigas y compañeras de oficio: Polly Nichols, Elizabeth Stride, Annie Chapman y Catherine Eddowes. Todas ellas planearon y pusieron en marcha (según esta teoría conspirativa) un plan de chantaje dirigido a la poderosa corona británica utilizando como intermediario, al pintor y padrino de la boda, Walter Sickert. En este tramo de la historia, es donde entraría en juego la llamada “Conspiración Monárquico Masónica”. Antes que nada, corresponde aclarar que la masonería en Inglaterra guardo desde siempre, estrechos lazos con la monarquía, básicamente por tratarse de dos antiguas instituciones de carácter tradicional que implicaron ejercer el poder de distinta forma, distinguiéndose la masonería por hacerlo de manera secreta y clandestina, sin que esto implicara una menor incidencia dentro de la sociedad británica. Debemos tener en cuenta, que muchos de los protagonistas, sospechosos y demás intervinientes periféricos en esta historia, fueron indiscutiblemente masones, tal es el caso de la máxima cúpula de Scotland Yard encabezada por el General Charles Warren, quien se mantuvo en su cargo hasta el último crimen perpetrado por Jack el Destripador. Según esta teoría conspirativa, el caso fue dejado en manos del Primer Ministro Británico, Lord Robert Salisbury quien en ese tiempo ostentaba uno de los cargos más altos dentro de la masonería británica. Al parecer Lord Salisbury, luego de una secreta deliberación, otorgo las más amplias potestades al Dr. William Gull, médico de la Corona y férreo amante de la tradición inglesa, con el designio de poner fin al conflicto originado por las presuntas chantajistas. Para la Teoría de la Conspiración Monárquico Masónica, el Dr. Gull habría sufrido un ataque cardiaco y cerebral poco antes de haber comenzado la saga de sus sangrientos asesinatos, lo que le habría dejado secuelas psiquiátricas irreversibles, que lo llevaron a excederse en el mandato conferido por la cúpula masónica. No obstante su tarea, no hubiera podido ser concretada con tal grado de perfección, si no hubiera contado con el apoyo del poder masónico y monárquico dentro de los cuales estaban enrolados también miembros de Scotland Yard, tal es el caso como dijimos antes, del comisionado de policía Sir Charles Warren, quien habría ocultado evidencias y entorpecido adrede la investigación, con el fin que no se descubra la verdadera identidad de Jack el Destripador. Un último interrogante del Séptimo Circulo ¿No será que Sir Charles Warren, se mantuvo en el cargo hasta el último crimen, sabiendo que había concluido su misión de proteger a la Corona ante un eventual escándalo? ¿No es mucha coincidencia que el Secretario del Interior Sir Henry Mattews haya aceptado su renuncia justo ese mismo día? Todo nos lleva a una misma creencia: la de una conspiración.-

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